Qué es el tarot | Tarot Cultural

¿Qué es el tarot?

El tarot es a simple vista una baraja de 78 cartas que corresponden a una estructura única: 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores. Estos últimos, a su vez, se subdividen en cuatro palos, que son bastos, copas, espadas y oros. Una definición sencilla que encierra una gran complejidad, porque el tarot plasma en los naipes que lo conforman un auténtico universo de sabiduría.

El tarot es un producto cultural con una sublime transcendencia que aglutina aportes del cristianismo, del gnosticismo, de la mitología grecolatina, del hermetismo, de la cábala, de la astrología y de la numerología. Encierra en sí mismo la tradición esotérica de Occidente con un concepto global del Cosmos, y, por tanto, puede llegar a ser una verdadera filosofía de vida.

Su lenguaje es básicamente visual y simbólico, un tesoro espiritual que ha llegado hasta nuestros días desde unos orígenes inciertos y desconocidos, pero cuya historia, el viaje arquetipal del loco, sigue vigente para las mujeres y los hombres del siglo XXI.

El tarot es considerado por muchos, con bastante razón, un libro esotérico cuya materialización tan genuina lo convierte en un espejo del alma y, con ello, en una poderosa herramienta terapéutica y de autoconocimiento a la vez que en un oráculo poderoso que sirve para conocer cosas, hechos y situaciones más allá de los cinco sentidos. Sus láminas y sus combinaciones permiten recibir un mensaje desde lo más profundo, una manifestación del inconsciente colectivo que se comunica a través de la intuición.

En definitiva, el tarot es mucho más de lo que parece. Un universo por descubrir.

"Las cartas del tarot representan los valores simbólicos universales bajo los que se ocultan los valores inexpresables de la mente humana. El verdadero tarot es simbolismo; no habla otro idioma y no ofrece otros signos"

Arthur Edward Waite

"El tarot es el instrumento más perfecto de adivinación a causa de la precisión analógica de sus números y figuras. Los oráculos de este libro siempre son rigurosamente verdaderos; siempre revela cosas y ofrece a los consultantes los más sabios consejos"

Eliphas Levi

"El tarot se afirma como un original incontestable que no reproduce en absoluto ningún modelo preexistente; es un libro intencionalmente mudo, documento iniciático excepcional. Una obra maestra de la Edad Media digna de admiración"

Oswald Wirth

Orígenes e historia del tarot

El origen del tarot es un auténtico misterio y, precisamente por ello, se han dado multitud de hipótesis al respecto, que van desde tener las raíces en unas láminas del Antiguo Egipto hasta asociar su creación a los gitanos, pasando por especulaciones de origen chino, hindú o árabe. Ninguno de estos planteamientos tienen a día de hoy una prueba histórica o arqueológica en la que sustentarse.

Las primeras menciones directas parecen remontarse al siglo XIV, siendo la más conocida la formulada por el padre Johannes, un monje alemán afincado en Suiza, en un manuscrito de 1377. En él, el religioso cita seis tipos distintos de barajas entre las cuales existe una de 78 cartas.

A lo largo del siglo XV se inicia el desarrollo de diferentes mazos de tarot como el de Bolonia y el de Visconti-Sforza. Por estas fechas existirían numerosas barajas (todas pintadas a mano) que coincidían en lo fundamental pero diferían entre sí en detalles secundarios. Con la aparición de la imprenta, el tarot se vio beneficiado y desde entonces hasta el siglo XVIII se consolidó el prototipo de lo que hoy conocemos como Tarot de Marsella. En él confluyen ricas influencias y constituye la referencia principal para el desarrollo de prácticamente todos los tarots que vinieron posteriormente.

Este mazo alcanzó su forma definitiva en 1760, cuando Nicolás Conver unificó las distintas versiones de los tarots franceses, creando el conocido y clásico Tarot de Marsella. El mazo, bautizado con el nombre de la ciudad natal de Conver, fue el primero que se pudo reproducir en serie, usando el sistema de estampación con moldes de madera.

En los siglos XVIII y XIX hubo un gran interés por el tarot y se dieron diversos estudios entre amantes del esoterismo, quienes buscaron entenderlo y explicar sus orígenes. Casi todos ellos procedían de la masonería como Antoine Court de Gebelin, Eliphas Levi y Oswald Wirth. Este último fue el primero de los esoteristas serios en reconocer el origen medieval del tarot ante los que lo consideraban egipcio.

El último paso significativo que se dio en la configuración del tarot hasta nuestros días se da entre finales del XIX y principios del XX en Inglaterra, fuertemente relacionado con la Orden Hermética de la Aurora Dorada (Golden Dawn). De todos sus integrantes, el más destacado en cuanto a su aportación seria y trascendental al tarot fue sin duda Arthur Edward Waite. Bajo la dirección de este estudioso del ocultismo, Pamela Colman Smith dibujó el famoso Tarot Rider, impreso por la empresa que la da nombre en Londres en 1910. Desde entonces, el Tarot Rider-Waite ha sido el único capaz de igualarse al de Marsella hasta nuestros días.

En la década de 1960, el tarot tuvo su revival gracias a la cultura hippie, y desde entonces, aún con más fuerza, sus imágenes y símbolos siguen siendo interpretados bajo infinitas ópticas. Actualmente hay una cantidad incontable de ilustraciones y variedades, en las que los autores ponen mucho de su propia visión de este lenguaje subyugante.

Composición y tipos de tarot

Pese a la existencia de otros juegos y oráculos basados en naipes (baraja española, baraja de póker, baraja gitana, oráculo Lenormand, oráculo Belline...) el tarot tiene una estructura definida que determina sus 78 cartas, llamadas arcanos (del latín arcanum, 'oculto, secreto').

Los arcanos mayores son 22 naipes y representan los arquetipos universales del ser humano. Se estructuran del 1 al 21 más El Loco, que por su naturaleza no puede ser enmarcado en la serie pese a que se le da simbólicamente el número 0 en algunas versiones. La estructura clásica de los 22 arcanos mayores es:

El Loco

1- El Mago

2- La Papisa / La Suma Sacerdotisa

3- La Emperatriz

4- El Emperador

5- El Papa / El Hierofante

6- El Enamorado / Los amantes

7- El Carro

8- La Justicia (En la versión de Waite sería La Fuerza)

9- El Ermitaño

10- La Rueda de la Fortuna

11- La Fuerza (En la versión de Waite sería La Justicia)

12- El Colgado

13- La Muerte (Originariamente era el arcano sin nombre)

14- La Templanza

15- El Diablo

16- La Casa de Dios / La Torre

17- La Estrella

18- La Luna

19- El Sol

20- El Juicio

21- El Mundo

Los arcanos menores son los 56 restantes, que se agrupan en cuatro palos y nos hablan, en la práctica de la interpretación, del día a día de nuestra existencia. Cada palo cuenta con una serie del 1 al 10 y cuatro cartas cortesanas (sota, caballo, reina y rey).

Los bastos hacen referencia al elemento fuego y, por tanto, están relacionados con la energía en acción generadora de vida. Los bastos hablan de la vocación, del hogar, de la autoridad y del trabajo. Las copas, por su parte, representan el elemento agua, principio de concepción y fecundidad. Dominan los sentimientos y las emociones, el amor y la felicidad.

Las espadas se asocian al elemento aire, considerado el aliento del espíritu que penetra la materia. La espada es la imagen perfecta del poder ambivalente de la mente, de la función psíquica del pensamiento. Éstas hablan de guerras, luchas, conflictos y penas, pero también representan el poder de la palabra, ya sea escrita o hablada. Por último, los oros son el elemento tierra y representan el mundo material, el barro primordial del que hemos sido formados. Expresan el poder material, el dinero y la riqueza.

Aunque, como hemos dicho, existen hoy día multitud de tarots, los más usados siguen siendo los de Marsella y el de Waite, que presentan diferencias que se hacen palpables muy significativamente en los arcanos menores. Pese a la diferencia de los dibujos del Tarot de Waite con los tradicionales arcanos mayores y de la inversión de lugar entre La Justicia y La Fuerza (probablemente por influencia de la Golden Dawn), este tarot conserva todo su simbolismo y valor. Su aportación es sin duda la ilustración de los arcanos menores, que facilitan la interpretación notablemente, lo que permite mayor fluidez sin necesidad de poseer conocimientos de numerología. En todos los arcanos menores, la versión de Waite tiene imágenes con situaciones, personas y elementos; y sólo los ases y las figuras (sota, caballo, reina y rey) tienen un parecido con el marsellés.

Las diferencias de los dos tarots más conocidos reflejan cosmovisiones diferentes bajo las cuales cada mazo se constituye. Para quienes conocen estos sistemas, las diferencias son profundas e importantes, pero eso no quita que a través de los dos mazos se pueda llegar a hacer lecturas similares. Incluso hay personas que al momento de usar el tarot se sienten cómodas con ambos sistemas.

Tanto el Tarot de Marsella como el de Waite han servido y siguen siendo la base de nuevas interpretaciones y creaciones, aunque no todos los mazos actuales tienen a alguno de ellos como base. La variedad de bajaras actual es tan amplia que sería imposible abarcarla aquí, por lo que sólo deslizamos a continuación una pequeñísima muestra para tener una ligera idea de la diversidad existente.